lunes, agosto 24, 2015

El Tedio

Superficies que nos hacen desarrollar una insalubre incertidumbre, la insana realidad que lastimosamente creemos y proyectamos, el mismo reconocimiento de lo absurdo. Hacer el error proyecto, los mismo una y otra vez, respetar el silencio aunque contradictoriamente cueste escuchar en el los lapsos del tiempo. Aprender a percibir lo que es por lo que está vedado. Pilotear en las tiniebla sin miedo, avistando el paraíso. Humano maldito animal que nunca aprende y vive en ese contestare y terminal remordimiento, pecando, sufrimiento latente de su naturalidad, búsqueda aventurera de pertenencia. Representación verosímil, pictorismo del ser desnudo. Sentir la necesidad de volverse al navegar en la indagación intelectual, psíquica, espiritual, palpar el saber aunque incierto sea el fin, la rivalidad nunca merma en esta sociedad que sintetiza paradigmas para sentirse funcional a un estado. Código establecido por la repetición del mismo patrón robótico. La condición natural cada día se desvanece aún más y dejamos de sentir para hacer lo que podemos no hay otra salida al tedio. Proceso de mimesis de lo inmaculado, encontrando huellas en la moraleja. El ego es el que lleva a la contemplación del otro inmerso en una sociedad. Y por él y en el reside la pasión por la proyección del mañana, el fluir sistemático. Poder dejar un legado representativo para la ayuda a las masas, la salida a un nuevo mundo en el medio, se caen las torres... el tedio. Un soplido en la oreja un suplicio, la lectura de lo que nadie me invito a leer, absorber lo que jerarquizamos. Solo estamos, aunque te amé.

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